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lunes, 15 de noviembre de 2010

Apuntes sobre Paul Gauguin*




(Buenos Aires) Araceli Otamendi


Iniciamos con estos apuntes sobre Paul Gauguin una serie de publicaciones que estará destinada a difundir a los más grandes pintores. Por supuesto, la selección estará de acuerdo con mi gusto particular e intento poner énfasis en los grandes artistas.
Como dice el filósofo Félix de Azúa: para ver la obra de arte, realmente, es menester crearla, inventarla cada vez, porque la obra de arte no es "de" Leonardo da Vinci, por ejemplo, sino del contemplador que la sostiene suspendida sobre el vacío de la aniquilación gracias a su actividad intelectual o física....

Paul Gauguin (París, 1848- Islas Marquesas, 1903), se inició en la pintura bajo la influencia de Cézanne, aunque después supo encontrar su propio camino con una obra colorista y de formas cada vez más simples. Su espíritu viajero lo llevó a Tahití donde creó sus obras más conocidas y murió en la más absoluta pobreza.
En octubre de 2004 el Museo Thyssen presentó una gran exposición de Gauguin y los pintores simbolistas en España. Para esa muestra el Museo Nacional de Bellas Artes de la Argentina prestó una de las obras del artista que pertenece a su colección permanente "Bañistas en Bretaña".

www.mnba.org.ar/obras_autor.php?autor=131&obra=284&opcion=1

Paul Gauguin es uno de mis pintores favoritos y por eso decidí publicar estos apuntes.
En la ilustración, tapa de una biografía del artista de Guillermo Solana, se puede ver la pintura "La orana María".

En esa  biografía de Gauguin escrita por  Guillermo Solana, comisario de la muestra Gauguin y los orígenes del simbolismo, donde se constituyó un ambicioso y concienzudo intento de definir el papel del artista como uno de los fundadores del modernismo - la exposición estuvo centrada en el período de formación de Gauguin, de 1884 a 1891, el año en que se marchó a París para instalarse en Tahití- , se da la siguiente interpretación:

Esta pintura es una versión tahitiana de un asunto de la iconografía cristiana, aunque es más difícil decir de qué tema: el título, que significa Te saludo María, sugiere que se trata de una Anunciación; pero la Virgen aparece con el Niño a cuestas, indicando más bien una Adoración de los pastores. Las dos adoradoras proceden de los relieves del templo budista en Borobudur (Java). Hay todavía una quinta figura: el ángel semioculto entre las ramas del arbusto florido, que sostiene la palma del martirio como una premonición del futuro sacrificio del Niño Dios.
Para indicar que se trata de una aparición, Gauguin ha camuflado ese espíritu entre el follaje, emulando al pintor Jules Bastien-Lepage en su cuadro Juana de Arco (1879), donde las voces que oye la campesina Juana se materializan a su espalda en tres figuras como ectoplasmas transparentes confundidas con la pared de la casa y las ramas de los árboles.

Los escritos de Gauguin

Además de pintar muchísimo, Gauguin también escribía, fundaba revistas y las dirigía. Entre los escritos del pintor, voy a detenerme en los Escritos de un salvaje y en el Diario íntimo.

Escritos de un salvaje

Algunos fragmentos de este libro nos dan una idea acerca del pensamiento del artista, a quien muchos críticos defenestraban, no comprendían. "Para juzgar un libro hay que tener inteligencia y conocimientos. Para juzgar la pintura y la música, es preciso tener - además de inteligencia y ciencia artística - sensaciones especiales ante la naturaleza, es preciso, en una palabra, haber nacido artista y muchos son llamados pero pocos los elegidos".

"(...) La literatura es el pensamiento humano descrito mediante la palabra. Por mucho talento que usted tenga para contarme cómo Otelo llega, con el corazón devorado por los celos, a matar a Desdémona, mi alma nunca se sentirá tan impresionada como si yo hubiera visto con mis propios ojos a Otelo avanzando por la habitación, con la frente cubierta de tempestad (1). También ustedes necesitan del teatro para completar su obra.
Usted puede describir con talento una tempestad pero nunca llegará a transmitirse esa sensación."

(1) se refiere al cuadro de Delacroix que pertenecía a Gustave Arosa, financiero y coleccionista, amigo de su madre, que fue quien le había conseguido su empleo en la oficina de Bertin.

"Se aprende primero a dibujar y después a pintar, lo cual viene a decir que se va a colorear dentro de un contorno ya preparado, más o menos como una estatua que se pinta. Confieso que, hasta el momento, sólo he comprendido en este ejercicio una cosa y es que el color no es más que un accesorio. "Señor, es necesario dibujar correctamente antes de pintar", y esto se dice en un tono doctoral: aunque, por otro lado, las mayores barbaridades suelen decirse de este modo".
"(...) ¡Felices los pintores antiguos que no tenían academia.
Desde hace cincuenta años las cosas han cambiado, el Estado protege cada vez más la mediocridad y ha habido que inventar profesores a medida para todo el mundo. Sin embargo, al lado de todos estos pedantes, también ha habido luchadores valientes y se han atrevido a mostrar pintura sin receta. Rousseau, a quien ridiculizaban, está hoy en el Louvre, a pesar de ellos, Millet también..."
"... la gran base de lo bello es la armonía. En consecuencia, las insulsas coqueterías de línea no encajan con un material severo. Los colores vacíos al lado de colores llenos no están en armonía. Y vean qué artista es la naturaleza. Los colores que se obtienen con un mismo fuego siempre son armónicos..."
"... Mi casa amanecía radiante cada mañana. El oro del rostro de Tehamana lo inundaba todo a su alrededor y los dos, en un arroyo vecino, íbamos con naturalidad, sencillamente, como en el paraíso, a refrescarnos...".
"...Le interesan mucho las estrellas; me pregunta cómo se llama, en francés, la estrella de la mañana y la de la tarde. Le cuesta entender que la tierra gira alrededor del sol. Por su parte, ella me nombra las estrellas en su idioma. (...). Lo que nunca quiso admitir es que las estrellas fugaces, frecuentes en este país, y que atraviesan el cielo lentamente, melancólicamente, no sean tupapaus...".
Diario íntimo
"...Invierno de 1886

La nieve comienza a caer; es invierno.Quiero ahorraros la descripción: es simplemente la nieve. Los pobres están sufriendo. A menudo no comprenden esto los caseros.
En este día de diciembre, en la calle Lépic de nuestra buena ciudad de París, los transeúntes se dan más prisa que de costumbre, pues no tienen deseos de callejear. Entre ellos se encuentra un hombre fantásticamente vestido que, tiritando, se apresura para llegar a los bulevares exteriores. Está envuelto en un sobretodo de piel de oveja con una gorra que es sin duda de piel de conejo, y tiene una hirsuta barba pelirroja. Parece un
arriero.

No lo miréis por encima; por más frío que haga, no sigáis vuestro camino sin observar cuidadosamente la mano blanca y graciosa y esos ojos azules que son tan claros e infantiles. Es algún pobre mendigo seguramente.
Su nombre es Vicent Van Gogh..."
"El nativo de las Marquesas no es de manera alguna un individuo terrible; por el contrario, es un hombre inteligente y completamente incapaz de tramar algo malo. De tan amable que es resulta casi tonto, y es temeroso de todos los que tienen autoridad. La gente dice que ha sido antropófago, figurándose que esto ha terminado, lo que es un error. Lo es todavía, pero sin ferocidad; le gusta la carne humana como al ruso le gusta el caviar, como al cosaco le gusta una vela de sebo. Preguntad a un anciano adormecido si le interesa la carne humana; completamente despierto - una vez siquiera - con los ojos relucientes, os responderá con infinita amabilidad: "¡Oh, qué rica es"
Naturalmente son unas pocas excepciones; excepcionales como son, inspiran un gran terror a todos los otros..."
"Los nativos están acostumbrados a basar su conducta en el terror que les inspiran los malvados. Cualquier persona que no se atenga a esta regla sería condenada a muerte de inmediato. Cuando se comete un crimen todos saben acerca de él; pero ante el tribunal nadie sabe nada.
Los testigos embrollan sus respuestas con oscuridades. Su lenguaje - siempre mal interpretado - les da toda clase de facilidades para hacerlo. Son capaces de atenuar todas las contradicciones con notable inteligencia e imperturbable compostura...".
"Mi abuela era una anciana dama divertida. Su nombre era Flora Tristán. Proudhon dice que tenía genio. Cómo no sé nada al respecto, le tomo la palabra a Proudhon.
Estaba vinculada con toda suerte de asuntos socialistas, entre ellos los sindicatos obreros. Los agradecidos obreros le erigieron un monumento en el cementerio de Burdeos. Es probable que no supiera cocinar.
¡Una literata socialista-anarquista! A ella, en sociead con el tío Enfantin, se les atribuyó la fundación de cierta religión, la religión de Mapa, en la que Enfantin era el dios Ma y ella la diosa Pa.
Nunca he sido capaz de distinguir entre la verdad y la fábula, y os ofrezco esto por lo que vale. Murió en 1844; muchas delegaciones siguieron su féretro. Lo que puedo deciros con seguridad, sin embargo, es que Flora Tristán era una dama muy bella y noble. Era íntima amiga de la señora Desbordes-Valmore. También sé que gastó su fortuna entera por la causa de los trabajadores, viajando incesantemente. En el intervalo fue a Perú a ver a su tío, el ciudadano don Pío de Tristán de Moscoso (de una familia aragonesa). ..."



(c) Araceli Otamendi- Archivos del Sur - Todos los derechos reservados




Bibliografía:
Guillermo Solana, Gauguin, Arlanza Ediciones S.A.
Paul Gauguin, Diario íntimo, Editorial Leviatan
Paul Gauguin, Escritos de un salvaje, Editorial Istmo


*nota publicada originalmente en la revista Archivos del Sur

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