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miércoles, 30 de octubre de 2013

Entre mujeres 5- Halloween

Hallowen (Noche de brujas)

Era la tarde víspera de Hallowen o Noche de brujas. Se festejaba el cumpleaños de una amiguita de uno de mis hijos. La consigna de la fiesta era vestir con un disfraz alusivo a Hallowen. La nena que cumplía años era nueva en la escuela y la mamá quería que se integrara bien al grupo, así que invitó a todos los compañeros a la fiesta. Ya se estilaba y era de mal gusto no invitar a todos, pero ella insistió mucho en que no falláramos en llevar a nuestros hijos. Llevé a mi hijo al cumpleaños, era en la casa de los abuelos de la nena, y como era lejos decidí esperar en un bar para ir a buscarlo, porque era demasiado el viaje entre ir y venir.

Como yo, otras madres hicieron lo mismo, así que nos reunimos en un bar, cerca de la casa del festejo, para hacer tiempo y de paso conversar.

A algunas madres ya las conocía, otras se conocían desde hacía muchos años, dependía de la cantidad de hijos que cada una tuviera y de los años que se hubieran pasado buscando chicos en los cumpleaños, en las casas, o llevándolos y trayéndolos de la escuela.

Una de ellas era abogada, había varias en el grupo, era muy simpática y empezó a relatar cómo había conocido al marido. "Teníamos los dos treinta años, nos conocimos en una fiesta, el noviazgo duró tres meses, después nos casamos" dijo.

- ¡Qué rápido! - exclamó otra de las madres.

- Sí, todo fue muy rápido. Yo tenía treinta años y parecía de dieciseis. Se lo dije a él y él se rió. Era cierto. Se había encontrado con una chica de dieciseis años en una mujer de treinta. Nos enamoramos, nos casamos, lástima que duró tan poco...

- ¿Se separaron?

- No, él se murió. Soy viuda.

- ¿No te volviste a casar?

- No . contestó. No sería lo mismo. El gordo fue único, no se repetirá.

- ¿Y vos? preguntó ella a otra de las madres.

- Yo soy reincidente, me casé y me separé varias veces.

- Bueno, dijo riéndose la viuda, yo soy abogada, chicas, asuntos de familia, divorcios, así que ya saben...

- No, por ahora, yo no pienso cambiar de estado - dijo otra.

- ¿Cuál es tu estado?

- Separada, y estoy estudiando y además trabajo.

-¿Qué estudiás?

- Abogacía.

- Ah, vamos a ser colegas.

- Sí, espero recibirme pronto. Por ahora no tengo tiempo de salir con nadie, entre el trabajo, el nene y la facultad.

- ¿Ninguna está aburrida? - se me ocurrió preguntar

- ¿De qué? No hay tiempo de aburrirse. Estoy todo el día en el estudio, trabajando. LLego a casa y tengo que atender a mi hija, ¿cómo me puedo aburrir?

- ¿Cómo lo estarán pasando los chicos? - preguntó una de las madres

- Pienso que ellos bien...- dijo otra

- ¿Por qué decís ellos? - pregunté

- ¿No viste la cara de la abuela cuando vio llegar a tantos chicos?

- Ví una mujer de aspecto serio- contesté.

- Sí, sí, por eso...

- Menos mal que la casa es grande...

Después una de las madres empezó a contar anécdotas de los chicos y tomamos más café. Poco a poco las luces de la calle empezaron a encenderse. Faltaba poco para que se terminara la fiesta.

Fuimos caminando hasta la casa, era una noche espléndida y a medida que nos acercábamos a la casa se escuchaban más cerca los gritos de los chicos desde la calle. Toqué el timbre de la casa y abrió la puerta la mamá de la nena. Le habia cambiado el semblante, parecía muy cansada. Uno de los chicos pasó corriendo,vestido con una capa negra. Lo seguía otro también vestido con una capa negra y un sombrero. La casa tenía un jardín enorme y estaba adornada con calabazas de Hallowen. Había vasos de plástico, servilletas y adornos tirados en el piso, aplastados, como si hubiera habido una batalla campal. Enseguida apareció la abuela de la nena que cumplía años a saludar, parecía aliviada al vernos llegar. Mi hijo me sorprendió desde atrás con una máscara. Había varias nenas con sombreros de bruja, en punta. Faltaban las sorpresas, los caramelos y no sé qué más. La madre de la nena nos dijo que sería la última vez que el cumpleaños se iba a festejar en esa casa. No es la casa de mis padres, aclaró, sino de mis suegros. y han hecho un desastre.

Otro de los chicos saltaba sobre una silla mientras empuñaba una espada de plástico. Le dije a mi hijo que nos fuéramos enseguida, que ya era tarde. Estaba traspirado, cansado y alegre, todo al mismo tiempo. Tenía una pequeña calabaza de plástico en la mano, como recuerdo.
En el cielo había nubes y mientras íbamos caminando mi hijo me preguntó:
- Esta noche es Noche de brujas ¿no, mamá?
- Sí, querido, esta noche es Noche de brujas.

 

 

viernes, 25 de octubre de 2013

Entre mujeres 4



Nos encontramos en ese bar, donde alguien tocaba un piano, como siempre. Era viernes, y cada una había terminado sus actividades, su trabajo, es un decir, porque en el fondo, nada termina.
Hacía bastante tiempo que nos conocíamos con Liana, nos habíamos conocido en uno de los tantos talleres literarios a los que asistí. Era lógico que nos reuniéramos de vez en cuando para hablar de libros, y de algunas otras cosas.
Liana estaba sentada en una mesa, con un libro abierto y un café a medio terminar cuando llegué. Había salido tarde de la oficina, ya les había dado de comer a todos, y ese era mi tiempo de distracción y también de reunión con una amiga, con la que, pese a los altibajos de la amistad, me llevaba bien. Pero esa noche no, todo parecía conspirar para que la conversación tomara otro rumbo.

- Pero no te das cuenta que si alguien se te acerca es por tus relaciones, o porque te llamás como te llamás..- me lanzó para agredirme.
- No, yo no pienso eso ¿vos lo creés?
- Sí, definitivamente sí, lo creo y sería bueno que te dieras cuenta...
- Creo que esa es tu opinión, en definitiva cada vez que alguien se me acerca intento averiguar por qué se me acerca, nada más...
- Yo creo que vos deberías asumir lo que te estoy diciendo, vivirías mejor, más tranquila y mejor preparada - continuó.
- ¿Vos creés eso? - contesté, después de revolver el café, sin azúcar.
- Sabés que sí, sos muy bonita, pero tenés que saber realmente quién sos, por qué las personas se acercan a vos.
- Creo que estás exagerando, a vos te parecerá que tengo tantas relaciones, y como me llamo ¿tiene alguna importancia?
- Pensá lo que quieras, pasemos un rato agradable escuchando música.Hoy no vino Oscar, nos despedimos antes de entrar aquí. Me hubiera gustado que de una vez por todas lo conocieras...
- Sabés que me intriga Oscar, quisiera saber cómo es, si es alto, bajo, gordo, flaco, rubio o morocho, simpático, tal vez, no puedo hacerme la imagen de él.
- Ya lo vas a conocer, te lo voy a presentar pronto... te quedaste callada...
- Sí, estoy un poco cansada  esta noche...
- Para mí que estás pensando en alguien...
- Puede ser ¿por qué?...
- Intento adivinar...
- Sabés que no tengo ganas de hablar de eso...
- Vos estás mal hoy ¿no?
- Puede ser, tal vez no, tal vez estoy un poco cansada, tuve mucho trabajo hoy...
- A mi no me engañás...
- Bueno, ¿y si estuviera pensando en "alguien" cuál sería el problema?
- Te das cuenta, ahí está tu problema...
- Yo creo que esta noche tengo ganas de leer un libro nuevo, de escuchar música, de tomar un café y de no acordarme de nada que no quisiera recordar...
- A vos nadie te puede ganar ¿no?
- A veces pienso que no tengo ganas de hablar de ciertas cosas...
- Sabés que te queda bien el color azul, el del pullover que tenés puesto, te hace juego con el color de los ojos...
- Mis ojos son verdes, no azules...
- No importa, te queda bien el azul te estoy diciendo...
- A vos tampoco nadie te puede ganar...
- Yo creo que deberíamos escuchar música, estaba leyendo un libro de Cortázar...
- Ya lo veo, Julio... creía en la magia...
- Y vos ¿creés en la magia?
- A veces sí...
- Cortázar hablaba de otra cosa, no era magia en realidad...
- Ah, no ¿y qué era?
- Era política, nena, política...
- Puede ser...
- La magia de Cortázar era política, él hablaba de esa magia...
- Tal vez...
- Pero a vos no te puedo convencer de nada...
- Y a lo mejor sí...
- ¿Tomamos otro café?
- Bueno...



viernes, 11 de octubre de 2013

Entre mujeres 3


"Siempre que una persona tiene una lata de nescafé me doy cuenta de que no está en la última miseria; todavía puede resistir un poco..."

Julio Cortázar
El perseguidor 

Evelyn, la vamos a llamar así, es una mujer a la que nunca le falta novio. Podrá faltar el café instantáneo, no lo quiera nadie, ya que Julio dice en El perseguidor algo así como que se está a salvo mientras haya algo de café instantáneo en casa, pero no un novio.
Evelyn es una amiga heredada. Era amiga de una amiga y luego fuimos amigas porque mi amiga Marta hizo una suerte de traspaso de la amistad, ya que no la soportaba. Por razones que no voy a enumerar aquí, Marta y Evelyn no se llevaban, así es que empecé a tratar a Evelyn y a enterarme de sus asuntos sentimentales.
Evelyn ya venía de dos divorcios cuando la conocí. Y se sentía defraudada, pero no perdía las esperanzas de enamorarse de nuevo y tener una pareja con la que se sintiera bien.
Me contó, café mediante muchos asuntos que no voy a contar, porque no me corresponde hacerlo. Evelyn era joven pero ya tenía mucha experiencia de vida y un día, cuando la sentí muy sola le pregunté:

- ¿Querés que te presente a un compañero de trabajo? está solo, me dijo que si tenía alguna amiga sola se la presentara. Mirá que yo nunca hago estas cosas, porque no me gustan, pueden salir mal...
- Sí, ¿qué tal es?
- Joven, inteligente, creativo...
- Dale mi teléfono - dijo Evelyn.

Le di el teléfono de Evelyn a Daniel, pensé con dudas que a lo mejor tenían suerte y se llevaban bien.
Supe que Daniel había llamado a Evelyn porque me lo comentó en la oficina. Tenía esperanzas de que la chica le gustara, dijo. Quería encontrar a alguien para salir, aunque las horas que le dedicaba al trabajo no le permitían esa búsqueda.
Evelyn me llamó una noche, dijo que quería tomar un café conmigo, me preguntó si podía ir a la casa, quería contarme...
Antes de ir a la casa de Evelyn pasé por una librería, era de noche, antes de que se cerrara y me compré un libro que tenía ganas de tener hacía bastante. Por las dudas, me dije. Presiento algo, no sé, mejor tener ese libro para después...
Evelyn me abrió la puerta del departamento, fumaba, tenía una cara que no olvidaré. Me senté en el living mientras ella iba a preparar café a la cocina.
- Ahora te cuento - dijo
Me quedé callada, mirando la noche por la ventana. Era primavera, el cielo estrellado y afuera ladraba un perro, ladridos lejanos.
Evelyn vino con dos tazas de café negro.
- Sin azúcar - dije
Ella agregó unas gotas de edulcorante a su café y no disimuló su malestar.
- El tipo que me presentaste resultó un fiasco...
Pensé en la frase de Borges: "No sé por qué me odian tanto si no les hice ningún favor". Pero ¿era un favor presentarle un hombre a Evelyn? Si ella se quejaba de la soledad...
Ella siguió hablando:
- Me encontré con él en un bar. Después fuimos a un lindo lugar, estuvimos conversando. Me contó algunas cosas del trabajo. Pedí una coca cola y él otra. Nos pasamos tres horas con la coca cola. Y hablamos. Después de tanto hablar, él me propuso caminar. Le dije que sí.
- ¿Y?
- Caminamos, cuadras y cuadras...
- ¿Pasó algo?
- Me contó su vida, decí que la noche era linda...
- ¿En definitiva?
- Nada, pero no salgo más con él.
- Es una decisión tuya, pensé que a lo mejor se gustaban.
- Pensaste mal - dijo Evelyn enojada. - Ese tipo, Daniel, no va conmigo. Me aburrí tremendamente. Me cansé de estar tres horas en un bar y también de caminar cuadras y cuadras.
- No sé que me va a decir cuando lo vea en la oficina...
- No sé, es lo que me pasó a mi. Pienso que me quiso devaluar, que quiso mostrarse que es más que yo porque es más fácil así tomar el poder...
- ¿Así?
- Sí, pienso que es de esa clase de tipos, que le gusta salir con una mina que no le de mucho que pensar y yo no soy de esas...
- Hablando se conoce la gente...
- Sí, y sabés, tal vez yo creo que hablé demasiado, que le conté cosas de mi...
- Y él te contó cosas de él...
- Sí, me contó... aunque no sé si son ciertas...
- Evelyn, ¿vos querías salir con alguien?
- Sí.
- ¿Saliste?
- Sí. ¿Querés otro café?
- No, se me está haciendo tarde...

Se largó a llover y me fui caminando debajo de la lluvia. En la mano tenía una bolsa con el libro nuevo. Caminaba rápido, era tarde ya y pensaba si iba a leer el libro esta noche o tal vez mañana con la luz del día, tal vez era una buena idea empezar el día con un libro nuevo, con una buena historia.


viernes, 4 de octubre de 2013

Entre mujeres 2


(Buenos Aires)

Empiezo a publicar una nueva serie de cuentos: Entre mujeres, que fui escribiendo a lo largo de los años. Así como en los cuentos de la serie Tardes de madres, escribí acerca de mis experiencias, vivencias y diálogos con las madres, en general, de los amiguitos de mis hijos cuando eran chicos, ahora iré publicando una serie de cuentos relacionados con experiencias, vivencias y diálogos con mujeres.
En ninguna historia los personajes tienen nombres reales, los lugares han sido modificados, los diálogos y las historias pueden ser totalmente inventados.

Entre mujeres -2

Macarena es un nombre ficticio de un personaje que tal vez me inspire una persona real. Esta es una historia que puede haber sido inventada, aunque sabemos que todo puede partir de la realidad.
Macarena, ya en la treintena larga, hace poco que se divorció de un matrimonio de varios años.  Me invita a ir con ella a un lugar, que años después se llama junto con otros lugares semejantes "after hour". Pero en ese momento nadie lo conocía así. Me lo describe como un lugar novedoso en Buenos Aires y como tengo cierto esnobismo voy. Llevo libros, porque la única conexión que tengo con Macarena son algunas lecturas y enseguida me desencanto. Ella no ha ido ahí para hablar de libros sino de otra cosa. Esta historia transcurre a fines de los `80. En plena democracia, se puede hablar de cualquier tema y Macarena se despacha con el tema que sea. En ese lugar, bastante aburrido, no hay otra cosa que caras largas de personas que han pasado todo el día en una oficina, en la City. Las conozco, porque yo también las he padecido. He trabajado en una oficina de  la City apenas salí de la secundaria y sé con qué bueyes aramos.
Macarena pide un whisky doble cuando viene el mozo y yo una coca cola-light. Macarena dice que ella está acostumbrada a beber un whisky de vez en cuando, que no le hace nada. Y enseguida se despacha contra el ex-marido. La escucho, la dejo hablar. Me cuenta cosas de su matrimonio. Guarda rencor hacia él. No debería haberla dejado casi en la calle, como la dejó. Ella debería haber sido más astuta, haber sospechado. Haber guardado dinero en alguna cuenta secreta, a resguardo, me dice. SIn embargo, él fue más astuto y se quedó con casi todo, afirma.
Le pregunto  que cómo fue que llegaron hasta esa situación y ella dijo que tenía un amante, que su matrimonio estaba en crisis los últimos años y que el marido se dio cuenta y arrasó con todo lo que pudo, fue hábil, dijo.
Mientras, en ese lugar que a mi me aburre mortalmente, empiezan a llegar más hombres y mujeres de aspecto cansado, pálidos y se nota que con ganas de distraerse un rato. Empiezo a desesperarme un poco porque tengo varios libros sobre la mesa e intuyo que la literatura quedará afuera de la conversación.
Macarena dice que lo del amante tampoco fue, que éste huyó despavorido apenas ella se divorció porque se dio cuenta que ella esperaba otro tipo de relación, más completa y no tan superficial, aseguró.
-  Me arrepiento de haber confiado en él - dijo Macarena.
-¿Entonces?
- Empecé a salir con otro, con Alberto.
- ¿Y?
- También, recién divorciado.
-¿Y?
- Tengo temor de que pase lo mismo que con el otro, ni bien se de cuenta de que lo que quiero es una pareja estable, saldrá corriendo.
-¿Y?
- No quiero estar sola, no pienso estar sola - dice, mientras mira el lugar, para mí tan aburrido.
- ¿Cómo es Alberto?

Macarena describe a Alberto como si se tratara de un actor de cine, de Alain Delon. Parece embelesada con la descripción, pero después de cada frase pone cara de duda, como si la imagen que va dibujando con palabras se le estuviera por escapar. Macarena insiste con que ella es una mujer muy hermosa y que tiene derecho a tener una pareja así, como Alberto, tiene derecho a resarcirse de ese matrimonio que la frustraba y de ese amante que la abandonó.
La miro, la escucho y veo a Narciso mirando su imagen en el agua.
Empieza a sonar una música estridente y Macarena mira hacia todas partes como si buscara a alguien.
-¿Esperás a alguien?
- Sí, a Alberto.
- ¿Va a venir?
- Pienso que sí...
- Me hubieras dicho...
- ¿Por qué?
- No hubiera venido.
-¿Por?
- Porque vos ya tenías una cita previa, no me interesan las personas que están aquí, tienen caras de cansados, me aburren, tenía ganas de hablar de libros.
-¿Y por qué no probás cosas nuevas?
-Porque hay cierto tipo de cosas que no me gustan.
Macarena dirige su mirada hacia un ángulo del bar donde está la puerta. Veo entrar a un hombre bastante parecido a Kojac, el personaje de la serie televisiva. Ella le hace señas, él se acerca.
- Es Alberto - dice Macarena.
Lo saludo y en cinco minutos estoy afuera. Afuera el aire nocturno está fresco, camino, respiro, es una noche bella.