Seguidores

viernes, 24 de febrero de 2012

Bajar al río

(Buenos Aires)

Dice la filósofa Agnes Heller en su libro “Teoría de los sentimientos” que el olvido emocional es el olvido de la capacidad de sentir o más exactamente el olvido de la capacidad de sentir algo o de sentir de determinada manera. Heller agrega que el olvido de ese “poder sentir”puede ser consciente, dolorosamente consciente o agradablemente consciente. Puede también, agrega la filósofa, ser inconsciente. Podemos olvidar nuestros sentimientos no reconociéndolos, como si los dejásemos “por el camino” agrega Heller y cita el cuento de Anton Chejov “El violín de Rothschild”. El cuento narra la historia de una de una vieja pareja, Yakov, un fabricante de ataúdes y su mujer, Marfa. Yakov es egoísta, avaro, desalmado se pasa la vida contando sus pérdidas. Pero algo produce un cambio en este personaje tan desagradable. Marfa enferma gravemente pero antes de morir recuerda y hace recordar a su marido que cincuenta años antes tuvieron un hijo, un niño de pelo rubio al que llevaban al río y debajo de un sauce cantaban canciones. Pero Yakov no lo recuerda. Piensa que es una fantasía, hasta que después de muerta su mujer, en un momento se acerca a la orilla del río y ve niños pescando cangrejos. Y ve el enorme y viejo sauce del que habló Marfa. Surge entonces en la memoria de Yakof el recuerdo lleno de vida del niño de rulos dorados y el sauce del que había hablado Marfa. Y Yakov se sorprende de no haber bajado al río en cincuenta años o si había venido no se había dado cuenta de ello . Yakov piensa entonces en todo lo que hubiera podido ganar con la vida del río: podría haber pescado y vender el pescado, podría haber tocado el violín y le hubieran dado monedas, podría haber trabajado con una lancha en el río lo que hubiera sido más provechoso que hacer ataúdes. Y varias cosas más. ¡Qué pérdidas, qué perdidas! se lamenta el personaje. Y se plantea una pregunta: ¿por qué la gente siempre hace lo que no se debe hacer? Tal vez haya que bajar al río para saber la respuesta.

(c) Araceli Otamendi

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comente esta nota