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sábado, 3 de abril de 2010

Prólogo de Luis Gregorich a la novela Pájaros debajo de la piel y cerveza


    Prólogo de Luis Gregorich

    a la novela policial Pájaros debajo de la piel y cerveza  de Araceli Otamendi - Premio Fundación El Libro a escritores noveles en el marco de la XX Feria internacional del Libro de Buenos Aires

          Los concursos literarios no siempre deparan placer a quienes forman parte de sus jurados. Tampoco es habitual la sensación de sorpresa, motivada por la aparición de nuevos talentos literarios, sobre todo cuando se trata de escritores inéditos, a menudo tanto o más convencionales que los ya conocidos.Ambas circunstancias auspiciosas se han dado en el concurso de novela organizado en forma conjunta – feliz asociación que esperamos tenga continuidad en el tiempo- por la Fundación El Libro y la empresa Edenor. La obra premiada revela una madurez inesperada para quien aún no ha publicado libro. No hay aquì vacilaciones de escritura ni los típicos excesos del principiante que acumula materiales sin jerarquización ni medida. Tampoco se advierten las experimentaciones inútiles de los que creen seguir una preceptiva de vanguardia y se instalan, en realidad, en una rutina de capillas fatigadas. La autora nos cuenta una historia. Esa historia adopta las formas de la narración policial, se inicia en la Argentina y continúa en una germánica Europa, y utiliza el humor, la parodia y las alusiones literarias y culturales para desarrollarse y crecer. El lector está protegido por una discreta estrategia de relato transparente y fluido, aunque haya de pronto saltos e incisiones en la realidad que sugieren que no todo es como parece, o, en todo caso, que vale la pena indagar más allá de las apariencias. Como el singular detective de la novela, será el propio lector el que dé su versión final cuando acabe de leer el libro. Hemos mencinado un elemento clave de la obra (incluso presente en el curioso y original tìtulo de la novela): el humor. Se trata más bien de una clave de humor negro, de guiños paródicos, de ironía en forma de retazos que otorgan al texto un sabor peculiar. Las lecturas de la autora están presentes en lo que escribe, pero no se han sobrepuesto a su propia voluntad de construcción ni le han impedido a erigir un tono personal. Es satisfactorio augurar a Araceli Otamendi un prometedor futuro en el arduo campo de la creación literaria. Valgan las huellas de este primer paso como la marca inicial de un camino fecundo en imaginación, amor por la palabra y libertad expresiva. 
(c) Luis Gregorich 

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